Aldro
Hubo una vez un
hombre con esencia de nubes de estrellas, de barcos que me llevaban a la luna
con tan solo tomar mi mano, hubo un hombre que fue casa, fue hogar, fue
sustento, fue refugio y fue honestidad, todo lo que quería saber de esta vida (y
aún de otras que no existieron), él me las describía a detalle, entonces
yo todo lo entendía y todo lo creía, era todo para mí, mi último pensamiento de
la noche y la primera bendición del día, él era mi último planeta.
Hubo una vez un
hombre que fue por un instante mi dualidad, tan solo un instante aunque se sintió como una eternidad.
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